P1. ¿En qué consisten sus buenas prácticas en innovación en el modelo de atención y cuidados?
No son «buenas prácticas», ya que no tengo ninguna pretensión. Simplemente creo que hay que ATREVERSE, mover las líneas, visitar huecos que no están suficientemente visitados. Empezando por la persona con dificultades y la persona que la ayuda, podemos estudiar lo que podríamos hacer por ella y ahorrar tiempo de respuesta, en un ámbito concreto. Nuestro sistema DomCare se creó a dos niveles: el de las urgencias hospitalarias y la cuestión del regreso seguro de la persona mayor por la noche; y el de la ayuda a los cuidadores, de forma personalizada, con el apoyo de un equipo multidisciplinar. ¿Cómo podemos intentar ayudar a los cuidadores lo antes posible?
Crearemos dos equipos dinámicos para ofrecer una escucha personalizada y un puente entre los sectores sanitario, médico, social y asistencial.
En cuanto a la atención, vamos a introducir una nueva semana laboral de 10 horas para el servicio de atención a domicilio. Esto nos permitirá revisar la visión del cuidado y no sólo eso, también estamos estudiando cómo un cambio de organización puede proporcionar un mejor apoyo y estar más en sintonía con el proyecto de vida de la persona».
Tener espíritu de «serendipia», que es el «don de hacer descubrimientos o la capacidad de descubrir, inventar o crear lo que no se buscaba en la ciencia, la tecnología, el arte, la política y la vida cotidiana, gracias a una observación sorprendente» (Van Andel, P. & Bourcier, D. [2009].
P2. ¿Qué impacto social ha tenido su buena práctica en la población destinataria? ¿Qué beneficios puede identificar?
Los dos equipos (el de urgencias y el de cuidadores) nos permiten trabajar con unas 300 personas en un caso y entre 200 y 250 en el otro. Una mejor identificación de estos dos servicios en el entorno profesional, en determinados ámbitos, la posibilidad de informar sobre el concepto de Aidance (apertura a nuevos horizontes (trabajadores, jóvenes….)), que permite apoyar temporalmente a las personas en dificultad tras una crisis.
Para la nueva organización del servicio de ayuda a domicilio, estudiaremos el impacto en las personas.
P3. ¿Cómo ve el futuro de la atención a la longevidad? ¿Cómo podemos prepararnos para una sociedad en la que esta cuestión será cada vez más importante?
Formación/información sobre envejecimiento y prevención.
«Por un lado, intentamos curar [la vejez] como si fuera una enfermedad; por otro, intentamos olvidarnos de ella como si solo hubiera una edad de la vida -la juventud- que mereciera la pena vivir» (Tavoillot, 2017, p. 150). Sólo podemos s No podemos dejar de preguntarnos por la actitud de nuestra sociedad ante la vejez. Es una combinación de negación, una grave falta de cultura y un fatalismo secular alimentado por prejuicios constantes. La vejez se encierra en el prefijo privativo «de-«, es «déficit», «declive», «dependencia», «degeneración», «deterioro», «demencia», «depresión», «debacle», … Sin embargo, esta vejez sentida como inútil, «de» carente de sentido y que ya no vale la pena vivir, nos hace muy frágiles y nos enfrenta a un intenso sufrimiento.
Necesitamos revitalizar esta noción de envejecimiento, transmitirla a los más jóvenes y darle vida. Por supuesto, debemos recordar la complejidad y heterogeneidad de la dinámica del envejecimiento. Abordar esta noción desde una edad temprana a través de la educación.
Desarrollemos el tema de la prevención, pero centrándonos en la persona en su entorno y no sólo en una patología. Desarrollemos lo que llamamos, con Jean Bouisson, prevención (estar presente y cuidar de los demás).
Al hablar de cuidados, debemos situar el proyecto de vida de la persona en dificultad en el centro del enfoque profesional.